Prólogo
1. Aprender a ver
2. Un ejemplo difícil de trabajo fenomenológico y muchas primeras noticias
3. Prehistoria de la fenomenología: la psicología descriptiva y la teoría de la verdad
4. Sobre la esencia de la fenomenología
5. Las descripciones fundamentales
6. Inmanencia y transcendencia
7. La fenomenología como filosofía trascendental
Apéndice 1. Un nuevo estudio sobre el tiempo y la conciencia absoluta.
Apéndice 2. Estudio sobre el escepticismo y la intuición categorial
Apéndice 3. Sobre el conocimiento de sí mismo. A propósito de uno de los fundamentos de la fenomenología de la religión.
Índice general.
“¿Cómo es que la palabra filosofía no evoca hoy, en su uso cotidiano, las ideas de belleza, rigor, hondura y, sobre todo, libertad y responsabilidad? Libertad y riesgo; belleza y realidad verdadera. Pregunta continuada, contemplación; pero también creación literaria y escucha de las voces de la historia. Vida y mundo parte de este asombro y de la conciencia del creciente, terrible peligro de olvidar qué es, o sea qué debe ser el pensar filosófico, el pensar siempre buscado, el que jamás termina de cumplirse.
¿Tiene sentido enumerar las tesis que al fin defiende un libro de filosofía? ¿Se puede describir de alguna manera su contenido como si cupiera abreviar sus páginas, saltar muchas, olvidarse de ciertos pasajes? Estas dos preguntas tienen respuesta negativa. Respecto de la primera, además, Sócrates enseñó a desconfiar de un discurso filosófico que no termine en pregunta.
Un libro se escribe para recoger en palabras la sustancia de las cosas y, sobre todo, para compartir con muchos los siempre provisionales resultados de una experiencia que procura acompañarse de lucidez plena y de su correspondiente plena emoción. En éste se aspira, sencillamente, a prender al lector en la descripción de los hechos más comunes, para, mostrando cómo es verdad que se puede aprender a ver de nuevo y realmente lo que más inmediatamente tenemos cerca, irlo conduciendo al centro de los problemas de la filosofía. Quiere ser, a la vez, una exhortación socrática a filosofar y una dilucidación de las dificultades más graves que desde sus orígenes obstaculizan la teoría de la verdad. Quiere dar a gozar la filosofía sin presuponer ningún conocimiento de ella, pero trasladando al lector hasta el final difícil de los caminos que se emprenden”
Vida y Mundo. La práctica de la fenomenología. Madrid, Trotta, 1999, 315 pp. ISBN 84-8164292-4
1. Aprender a ver
2. Un ejemplo difícil de trabajo fenomenológico y muchas primeras noticias
3. Prehistoria de la fenomenología: la psicología descriptiva y la teoría de la verdad
4. Sobre la esencia de la fenomenología
5. Las descripciones fundamentales
6. Inmanencia y transcendencia
7. La fenomenología como filosofía trascendental
Apéndice 1. Un nuevo estudio sobre el tiempo y la conciencia absoluta.
Apéndice 2. Estudio sobre el escepticismo y la intuición categorial
Apéndice 3. Sobre el conocimiento de sí mismo. A propósito de uno de los fundamentos de la fenomenología de la religión.
Índice general.
“¿Cómo es que la palabra filosofía no evoca hoy, en su uso cotidiano, las ideas de belleza, rigor, hondura y, sobre todo, libertad y responsabilidad? Libertad y riesgo; belleza y realidad verdadera. Pregunta continuada, contemplación; pero también creación literaria y escucha de las voces de la historia. Vida y mundo parte de este asombro y de la conciencia del creciente, terrible peligro de olvidar qué es, o sea qué debe ser el pensar filosófico, el pensar siempre buscado, el que jamás termina de cumplirse.
¿Tiene sentido enumerar las tesis que al fin defiende un libro de filosofía? ¿Se puede describir de alguna manera su contenido como si cupiera abreviar sus páginas, saltar muchas, olvidarse de ciertos pasajes? Estas dos preguntas tienen respuesta negativa. Respecto de la primera, además, Sócrates enseñó a desconfiar de un discurso filosófico que no termine en pregunta.
Un libro se escribe para recoger en palabras la sustancia de las cosas y, sobre todo, para compartir con muchos los siempre provisionales resultados de una experiencia que procura acompañarse de lucidez plena y de su correspondiente plena emoción. En éste se aspira, sencillamente, a prender al lector en la descripción de los hechos más comunes, para, mostrando cómo es verdad que se puede aprender a ver de nuevo y realmente lo que más inmediatamente tenemos cerca, irlo conduciendo al centro de los problemas de la filosofía. Quiere ser, a la vez, una exhortación socrática a filosofar y una dilucidación de las dificultades más graves que desde sus orígenes obstaculizan la teoría de la verdad. Quiere dar a gozar la filosofía sin presuponer ningún conocimiento de ella, pero trasladando al lector hasta el final difícil de los caminos que se emprenden”
Vida y Mundo. La práctica de la fenomenología. Madrid, Trotta, 1999, 315 pp. ISBN 84-8164292-4
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